- La Sombra del Vampiro. Su Presencia en el Séptimo Arte de Leoncio González Hevia. 12,00 euros.
De la lectura de estas páginas cabe esperar la sorpresa que
experimentarán muchos al ver que Leoncio González Hevia (Illas, 1970) califica de «cine
religioso» a este género por el que Drácula y otras noctámbulas
criaturas se mueven con solvencia. La razón para colocarle tal etiqueta a
estos filmes, hemos de buscarla en una filosofía de la religión que
reconoce como núcleo de la primera fase de la misma a entidades dotadas
de voluntad, a númenes o animales con los que los hombres del
Paleolítico se relacionaron. Si estos, los animales, fueron los primeros
dioses, sus atributos contribuirán, en una segunda fase de
religiosidad, a construir criaturas híbridas como puedan ser los
vampiros. Se trata, en definitiva, y así lo hace González Hevia en torno
a esta cinematografía y la literatura que la sustenta, de demostrar la
divina animalidad de los vampiros, circunstancia que le sirve para, con
gran erudición, exponer las discusiones históricas en torno a estos
seres. Se abre de este modo, una disyuntiva consistente en, por una
parte, una teoría demoníaca que permite que el Diablo pueda resucitar
difuntos que darán lugar a vampiros; y una segunda de carácter divino
que consistirá en la transferencia al Demonio, por parte de Dios, de tal
poder. Un problema que encontró solución, desde la racionalidad
católica, en la afirmación de la inexistencia de tales númenes, que
quedarán desplazados al terreno de lo fantástico.
Pese a todo, y dejando atrás unos debates en los que participó el
propio Sto. Tomás, al auxilio de la operatividad fabuladora del mito,
acudirá la Medicina, sirviendo ejemplos de catalepsias y entierros
prematuros –el lector recordará aquí el relato de Poe–, pestes,
hematomanías, necrofilias y otras patologías hábilmente explotadas por
avisados escritores, periodistas y cineastas.
Es tras esta profunda y concisa introducción, sustentada, por otra
parte, en interesantes indagaciones etimológicas, cuando González Hevia
comienza el exhaustivo repaso por una cinematografía que le permitirá,
no sin una ironía muy de agradecer, ir desgranando un gran número de
películas en las que, unidas a consideraciones históricas o técnicas, el
autor ejerce la crítica sin renunciar a mostrarnos sus gustos estéticos
aplicados tanto al séptimo arte como a los intérpretes y directores que
han hecho posible la terrorífica y a veces erotizante confección de tal
género.
(Texto de la contraportada de Iván Vélez).
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